por Svetlana Mazur y Marco Nieli*
[en idioma italiano]
Hemos leído con mucho interés el artículo que proponemos traducido para los lectores de idioma castellano también, y nos dirijimos al autor algunas preguntas, el camarada Vladimir Andreev (que lo redactó en nombre del PCOR – PCUS) para que nos haga algunas aclaraciones.
Muchas gracias por su apreciación del artículo “Una vez más sobre Covid-19 y la vacunación”. Sin embargo, debo subrayar que el artículo es una expresión de la posición de nuestro partido -el Partido Comunista Obrero Ruso- y que sólo se me encargó escribirlo.
Es un artículo singular, que expresa una división de tipo ideológico y político. ¿Se siente aislado en esta polémica?
En realidad, no estamos tan solos. Al fin y al cabo, decenas de partidos comunistas y obreros de todo el mundo firmaron el pasado febrero una declaración conjunta sobre la situación mundial provocada por la nueva pandemia de coronavirus. ¿No es esta declaración un elemento de fuerza, a pesar que algunos de los firmantes, como es el caso del PCFR (el partido de Ziuganov) tienen opiniones muy ambiguas sobre las medidas necesarias en la lucha contra la infección por coronavirus?
Diré algo sobre la cuestión del revisionismo en el movimiento comunista de la Rusia actual. Habitualmente, cuando se habla de este tema, se hace referencia al “revisionismo de derechas”, cuyo principal representante es el Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR). El principal problema no es que el líder de este partido haya declarado que “Rusia ha sobrepasado el límite de las revoluciones” y que el PCFR, en opinión de muchos, vea en las elecciones parlamentarias y presidenciales la única vía de acceso al poder. De hecho, ¡el PCFR ni siquiera pretende ganar elecciones! Para ellos, basta con tener representación en la Duma Estatal (parlamento ruso), lo que les garantiza la financiación estatal. Y, además, durante el empeoramiento de la situación política y social en Rusia, el PCFR ha tratado de obstaculizar el desarrollo de la situación revolucionaria, haciendo todo lo posible por eludir las contradicciones formadas en la sociedad, en lugar de aprovecharlas como deberían hacer los comunistas revolucionarios. Lo hemos denunciado repetidamente durante mucho tiempo. Es interesante que algunos de los antiguos miembros de la dirección del PCFR hoy en día simpaticen con nuestra posición. Por ejemplo, puede leer el artículo de Y. M. Voronin, antiguo miembro del Comité Central del PCFR en rusrand.ru.
¿Seria este el revisionismo histórico en Rusia al que se refiere, más institucional y vinculado a los círculos oficiales?
Por supuesto, hay diferentes estados de ánimo en las organizaciones de base del PCRF. Pero cualquier intento de volver a la estrategia y la táctica marxista-leninista “desde abajo” es reprimido con éxito por la dirección del PCRF.
Sin embargo, además del revisionismo de “derecha”, también existe el revisionismo de “ultraizquierda”.
Los representantes de esta corriente -criticada en el artículo- están dispuestos a rechazar inequívocamente cualquier acción de las autoridades burguesas. Hay que señalar que si fueran tan radicales no sólo en las palabras sino también en los hechos, tendrían que ir sin pantalones, porque tanto el presidente ruso Vladimir Putin como el primer ministro M. V. Mishustin llevan pantalones…
Creemos que la reacción de la oposición comunista a las acciones de las autoridades debe ser dialéctica. Algunas medidas deberían rechazarse por completo proponiendo su propio plan de acción. Algunas decisiones deben tratarse con neutralidad. Y algunos otros deben ser apoyados, total o parcialmente. Como ejemplo de esta política dialéctica, podemos recordar las acciones de los bolcheviques que apoyaron a Kerensky durante el motín de Kornilov.
En el marco de la lucha contra la infección por coronavirus, hay que denunciar a las autoridades rusas por el colapso de la medicina en el país, por los recortes drásticos e injustificados del personal médico, por el cierre de hospitales, etc.
¿Qué más identifica esencialmente esta forma de oportunismo que usted llama “revisionismo de izquierdas”? Aparte de la típica ilusión “velleitaria” y poco realista ¿qué actitud prevalece en estos ámbitos?
Una característica del revisionismo de “ultraizquierda” es, sin duda, su disposición a formar todo tipo de alianzas políticas sin principios tambien con las fuerzas de extrema derecha. Como ejemplo podemos citar el indigno “frente transversal”. Está claro que de esta manera “la ultraizquierda” busca ampliar su base social. Sin embargo, en realidad, al aliarse con las fuerzas reaccionarias, están comprimiendo esta base al cambiar significativamente su composición cualitativa. A través de esta alianza ganarían un número de partidarios entre los elementos más obscuros y atrasados, pero harían imposible ganar el apoyo de los progresistas, los partidarios de una visión científica.
Por último, es característico que los numerosos “ultraizquierdistas” apoyen a cualquiera que sea “perseguido” en la sociedad burguesa. Al hacerlo, este apoyo suele acabar protegiendo los derechos de la minoría, al tiempo que se pisotean los derechos de la mayoría de la población. En el caso de la infección por coronavirus, esta actitud se reduce en apoyar a los “antivacunas” con propaganda de ultraizquierda. Pero el aumento del número de ciudadanos no vacunados conduce inevitablemente a un aumento del número de enfermos, no sólo entre los opositores ideológicos a la vacunación, sino también en el resto de la sociedad, empeorando la situación epidemiológica en su conjunto y prolongando en última instancia las medidas de cuarentena.
Saludos al camarada Vladimir Andreev y a los camaradas de la Federación Rusa.
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Una vez más sobre Covid-19 y las vacunas
12 de agosto de 2021
El 13 de agosto se actualizó el récord diario de muertes por coronavirus en Rusia: 815 pacientes con coronavirus murieron en un día, lo que supone un nuevo máximo desde el inicio de la pandemia. Esto supone un 0,87% más que el día anterior (808), cuando se estableció el anterior récord. El número total de muertos ascendió a 168.864, según la central federal COVID-19.
La humanidad ha sufrido enfermedades infecciosas a lo largo de su historia. Se han utilizado diferentes métodos para tratar a los enfermos y también para prevenir la propagación de infecciones. Al principio, la gente recurría a las oraciones a las deidades según la religión predominante de un pueblo determinado. ¡Ay! Ayudó muy poco. Las epidemias siguieron cobrándose la vida de millones de personas. La situación sólo empezó a cambiar tras la introducción de medidas de cuarentena y la llegada de la vacunación.
El año 1796 marcó un punto de inflexión en el uso de la vacunación, cuando el médico inglés E. Jenner, durante su trabajo en el Reino Unido, introdujo una nueva vacuna. Jenner, mientras trabajaba en un pueblo, observó que las lecheras que trabajaban con vacas infectadas con el virus de la vacas no contraían la viruela. Jenner supuso que el virus de las vacas fuese la base de la protección contra la viruela humana y decidió hacer un experimento revolucionario para la época: inoculó a un niño el virus de la vaca y demostró que se volvía inmune a la viruela; todos los intentos posteriores de infectar al niño con viruela humana fueron infructuosos. Así nació la vacunación, del latín ‘vacca’ – vaca, aunque el propio término empezó a utilizarse más tarde.

Parecería que el júbilo por el descubrimiento de una forma eficaz de prevenir el contagio de una infección tan peligrosa debería haber sido universal. También parecía que habían llegado tiempos bastante ilustrados y que se había acabado la caza de brujas medieval, ¡pero no! Al mismo tiempo que las vacunas, aparecieron los antivacunas. Según ellos, a los vacunados con la vacuna bovina les podrían crecer cuernos y ubres.
Han pasado más de dos siglos. A ninguno de los vacunados contra la viruela de las vacas les han salido cuernos y ubres, pero los antivacunación no han desaparecido. Los oscurantistas y los ignorantes abundan en todas las épocas y en todos los países. Aunque en menor medida, lamentablemente también estaban presentes en la URSS. Precisamente a ellos estaba dedicado el cartel soviético de los años 60.
Es significativo que una familia que se niega a ser vacunada esté representada en negro en el cartel. ¿Qué otro color puede utilizarse para representar a los oscurantistas que, por culpa de ridículas supersticiones, condenan a una posible muerte no sólo a ellos mismos, sino también a quienes les rodean, incluido su propio hijo?
En cambio, los ciudadanos conscientes comprendieron los beneficios de las vacunas, como, por ejemplo, el personaje del siguiente cartel.
Por cierto, los diversos carteles sanitarios y educativos sobre el tema de la lucha contra las infecciones estaban muy extendidos. Y no sólo carteles. Incluso en las cajas de cerillas se imprimían imágenes que invitaban a la gente a llevar mascarilla durante las epidemias de gripe.
Para los más pequeños, había maravillosos dibujos animados como “El hipopótamo que tenía miedo a las vacunas”. La propaganda soviética había logrado su objetivo: la mayoría de los ciudadanos de nuestro país recibieron todas las vacunas necesarias. Sin embargo, también habría sido difícil rechazarlos. Sin ser una serie de vacunas obligatorias, un niño de toda manera no podía asistir ni al jardín de infancia ni a la escuela. Así, la vacunación contra diversas enfermedades en la URSS era, de hecho, obligatoria. Los ciudadanos soviéticos fueron vacunados casi sin excepción contra el sarampión, la tos ferina, la poliomielitis, la rubeola, el tétanos y la tuberculosis. De 1929 a 1980 también se les vacunó contra la viruela.
En la década de 1980 se eliminó la vacunación contra la viruela, pero se añadió la vacunación obligatoria contra las paperas.
La caída del poder soviético vino acompañada de la sustitución en la sociedad de la visión materialista del mundo imperante por la fe en lo sobrenatural. Las masas se volvieron hacia la religión. La ortodoxia reforzó enormemente su posición en Rusia. Además, se han extendido muchos tipos de sectas de todos los colores. La llegada de Internet ha permitido a los partidarios de ciertas opiniones anticientíficas y místicas comunicarse entre sí directamente en línea, incluso sin ninguna sede formal. Por eso no es de extrañar que, en cuanto comenzó la vacunación masiva contra la infección por coronavirus en Rusia, aparecieran con no menos fuerza los antivacunas.
Entre ellos también se encuentran los fanáticos religiosos que afirman que ninguna vacuna puede ayudarnos y que la única vía de salvación es postrarse ante Dios. Y también hay, al parecer, patriotas “prosoviéticos” que alaban la vida en la URSS y reprochan el capitalismo. De ellos se puede escuchar: “Confiamos en las medidas soviéticas contra las infecciones peligrosas, porque fueron utilizadas por nuestro querido gobierno soviético. Pero ahora no podemos confiar en las mismas medidas médicas porque ahora son utilizadas por el régimen antipopular de la RF capitalista”.
Si nos atenemos a esta lógica y consideramos que las medidas soviéticas para luchar contra la enfermedad se vuelven automáticamente inservibles porque ahora los capitalistas están en el poder, ya no deberíamos utilizar termómetros, hacer ecografías y fluorografías, medir la presión arterial, poner inyecciones, utilizar los mismos medicamentos que tomábamos en la URSS y que se utilizan hasta hoy. Se acabaron los partos en maternidades y los tratamientos en residencias y hospitales. ¿Tonterías, tonterías? Exactamente. Es más o menos como decir: “En la URSS respetábamos las normas de tráfico porque vivíamos en nuestro país, pero ahora ya no respetamos las mismas normas porque vivimos en un país burgués”. Cualquier persona que tenga sentido de la razón entiende a qué conduce este enfoque.
Entre los antivacunas “prosoviéticos” de la Rusia actual también hay quienes se autodenominan comunistas. Se trata de una sección de antiguos miembros del partido que se escindió del PCUS PCOR y que ahora se autodenomina PCUS PCOR(b) y que acaba de emitir otra declaración con un título largo e ilegible, al igual que el texto de la propia declaración, a saber: “Declaración del Comité Central del CPUS PCOR(b) sobre las declaraciones de los 50 y 70 partidos comunistas y obreros sobre la situación del coronavirus, firmada también por el Comité Central del CPUS PCOR(m). [1] Esta “declaración sobre las declaraciones”, en particular, dice: “Pedimos a las autoridades de la Rusia burguesa que adopten la experiencia soviética en la lucha contra las infecciones…”. ¡Muy bien! Yo, por mi parte, estoy totalmente de acuerdo. Pero el siguiente párrafo dice “Pedimos a las autoridades de la Rusia burguesa que supriman las absurdas medidas restrictivas y la vacunación obligatoria…”.
Acabamos de analizar cómo iba la vacunación contra enfermedades peligrosas en la URSS. De hecho, la vacunación en la URSS contra una serie de enfermedades era obligatoria. Así que, queridos “declarantes sobre declaraciones”, finalmente ¿qué queréis, que “las autoridades de la Rusia burguesa adopten la experiencia soviética para luchar contra las infecciones” o que “las autoridades de la Rusia burguesa supriman las absurdas medidas restrictivas y la vacunación obligatoria…”? Sólo hay que elegir uno de los dos. ¿O acaso no es necesario en tales declaraciones presentar el texto con sentido y sin contradicciones? Lo más importante es hacer ruido, demostrar que estás vivo. Pues bien, han hecho ruido. Hagamos un favor a nuestros antiguos compañeros: seguiremos analizando el texto de su declaración.
Pasemos a las “absurdas medidas restrictivas”. En qué consisten… ya sabes. Principalmente el uso de mascarillas en el transporte público y en las tiendas y también el código QR para visitar los establecimientos de restauración. No conozco los datos de toda Rusia, pero en Moscú a veces se ha introducido este código y a veces se ha eliminado. No puedo decir cuándo hace falta este código ahora en la capital – no frecuento los establecimientos de restauración pública, como en casa. Sin embargo, si el código QR es estrictamente necesario en la ciudad de “Thumen” y por ello uno de los firmantes de la “declaración” no ha podido entrar en su bar o restaurante favorito, expreso mi más sentido pésame.
Pero, ¿cómo fueron las cosas con las “medidas restrictivas” en la URSS? Como ejemplo podemos recordar la epidemia de viruela en Moscú a finales de los años 1959-1960. La lucha contra la peligrosa infección importada de la India siempre estuvo acompañada de medidas restrictivas. No sólo las estructuras del Ministerio de Sanidad, sino también las del Ministerio del Interior, junto con el KGB, fueron utilizadas para localizar el brote. Cientos de personas que estuvieron en contacto con la fuente de la enfermedad fueron identificadas por su nombre. Los probables portadores de viruela fueron llevados a la fuerza a los hospitales de enfermedades infecciosas. Incluso los aviones dieron la vuelta después de comprobar que había un pasajero potencialmente infectado a bordo del vuelo. El gobierno soviético ordenó la administración urgente de la vacuna contra la viruela para la vacunación general de la población de Moscú y su provincia. Gracias a las medidas adoptadas se impidió la propagación de la epidemia de viruela, deteniendo la propagación de la peligrosa enfermedad por el territorio de la URSS. Por cierto, en 1966 se hizo la película “Trouble Comes to Town” sobre estos hechos.
Aquí hay una imagen de la película.
Se trata de la imagen de un episodio en el que una persona sana, que quizás entró en contacto con un portador de la infección, fue ingresada a la fuerza.
Testigos presenciales de aquellos hechos afirman que todo está reflejado en la película de forma bastante correcta con una pequeña excepción: los equipos de médicos que se dedicaban al ingreso obligatorio, para que los internos opusieran la menor resistencia, iban acompañados de funcionarios del Ministerio del Interior.
Sí, casi me olvido de otra importante demanda de los peticionarios: “devolver a los hospitales rediseñados para la covid-histeria su trabajo habitual de tratamiento de enfermedades reales”. Pero los peticionarios no mencionan qué hacer con los pacientes de los hospitales “reformados”, en particular las unidades de cuidados intensivos.
“Los peticionarios, en comparación con la declaración de los 50 partidos comunistas, están muy indignados porque los comunistas exigen pruebas, análisis, mascarillas, vacunaciones y otros servicios médicos gratuitos. En su fervor ultrarrevolucionario explican que “las llamadas vacunas gratuitas, mascarillas, etc. etc. serán sin embargo pagadas indirectamente del bolsillo de los trabajadores, a través de un astuto esquema presupuestario: del bolsillo del trabajador – impuestos – presupuesto – pago de “vacunas gratuitas, mascarillas, etc.” a la burguesía que las produce. Con todo esto, los firmantes de la declaración de los 50 partidos ayudan a la burguesía a saquear a los trabajadores”.
Entonces, ¿nuestros declarantes también harán pasar otros derechos de los trabajadores, como la educación (presupuestaria) gratuita, los seguros médicos, etc., por ayudas al capital? De hecho, la facilitación (y el analfabetismo) es a veces peor que el robo.
Sería largo y tedioso analizar toda la “declaración sobre la declaración”. Los autores se adhieren a las teorías de la conspiración. Animan sus frases con “es absolutamente evidente”. Por cierto, en opinión de los firmantes, ¡no es necesario argumentar ni probar ninguna tesis gratuita!
“Absolutamente evidente” es todo lo que hay. La pandemia es una conspiración mundial de los capitalistas que aparentemente lograron superar las contradicciones al lanzar el proyecto “Covid-19” y al mismo tiempo no les importó la subsiguiente caída de la producción industrial y la consiguiente disminución de sus ganancias.
Por cierto, ¿qué pasa, por ejemplo, con Corea del Norte, que no puede considerarse de ninguna manera entre los Estados capitalistas? Pero en Corea del Norte el Covid-19 se considera una enfermedad peligrosa…
La declaración contiene las siguientes conclusiones, y cito, conservando tanto el estilo de presentación como las faltas de ortografía:
“Los resultados de la vacunación y también las investigaciones de científicos médicos independientes nos permiten llegar a las siguientes conclusiones: Número uno: la mortalidad por la vacuna y también por otras enfermedades, que aparecieron como resultado del mal funcionamiento del sistema inmunitario tras la inoculación de la vacuna (a la que el sistema inmunitario podía hacer frente mucho antes de la vacunación) superó la mortalidad por complicaciones causadas por el propio virus”. – ¿Dónde se han publicado estos resultados? La respuesta no está ahí. Personalmente, entre docenas y docenas de mis conocidos y sus familiares que se vacunaron con “Sputnik”, no murió nadie. Incluso yo mismo, participante voluntario en los ensayos postclínicos de la vacuna “Sputnik-V”, estoy vivo y sano.
El efecto secundario más típico entre mis conocidos vacunados -una pequeña fiebre y dolor en las articulaciones después de la segunda dosis- mientras que entre los no vacunados unas cuantas personas murieron y muchas más enfermaron gravemente.
Las “conclusiones” posteriores también son muy bonitas y contienen, por ejemplo, frases maravillosas como “modificación genética del genoma humano” (a echar un vistazo, por ejemplo, en Wikipedia para comprobar el significado de la palabra “genoma” a los firmantes, quizá, les falte tiempo). Para abreviar, las conclusiones recuerdan al texto humorístico sacado de Internet: “¿Por qué no hay que llevar sombreros cuando hace frío?”.
Cita:
1. El sombrero no proporciona el 100% de defensa contra el frío.
2. No me fío de los sombreros rusos.
3. Los sombreros están mal probados.
4. Los sabañones no existen, es todo propaganda.
5. Nos obligan a llevar sombreros para entrenarnos en la sumisión.
6. Todos los que usan sombreros morirán en dos años.
7. Los sombreros tienen muchos efectos secundarios, incluida la esterilidad.
8. Aunque el sombrero te haya ayudado una vez, tendrás que volver a usarlo en el siguiente invierno, por lo que no tiene ningún efecto.
9. El cuerpo se acostumbra al frío por sí mismo, no debemos impedirlo llevando un sombrero.
10. El sombrero es la fase de transición por la que el gobierno se prepara para irradiarnos con rayos 5G.
11. Los fabricantes de sombreros inventaron los sombreros para ganar dinero con nosotros.
12. El organismo produce por sí solo el sombrero en forma de cuero cabelludo, pero al portador del sombrero se le produce la sustitución, el pelo deja de crecer y se le hace imposible vivir sin sombrero. Este es el comienzo del “sombrerismo”.
Fuente: https://vsac.mirtesen.ru/blog/43166685274/Pochemu-v-moroz-ne-nuzhno-nosit-shapku-Antiprivivochnikam-ne-smo
Algunas diferencias, ciertamente, están ahí. El texto sobre los sombreros es más correcto, más corto y más inteligente en todos los casos. Así que, firmantes de la “declaración sobre las declaraciones”, ¡tenéis algo que tomar como ejemplo para vuestra futura actividad literaria!
Vladimir Andreev
PCOR- PCUS
* Queremos agradecer la colaboración: a los compañeros del FC Italia, del PCOR – PCUS de la Federación Rusa, Adriano Ascoli, Ciro Brescia y especialmente al compañero Vladimir Andreev por la disponibilidad mostrada.
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[1] De hecho, incluso para nosotros los lectores no rusos, más que para los lectores rusos, la “declaración sobre la declaración” en cuestión tiene un “título largo e ilegible”, exactamente como señala el camarada Andreev.
Así que aquí lo explicamos: los partidos que firmaron la declaración original fueron 50, y luego pasaron a ser 70 y más. El PCOR(b) del Partido Comunista de la URSS se autodenomina “bolchevique” (b)… y a su vez llama “menchevique” (m) al PCOR del Partido Comunista de la URSS (del que se escindió)… con torpes y evidentes intenciones de burla, jugando con el hecho de que el apellido del líder del PCOR empieza por la letra “m”, Malentsov.
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